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En los últimos años se han vivido muy pocas semanas tan enrarecidas dentro del club. La mala trayectoria del equipo había creado un cisma en el Yeclano Deportivo del que no está acostumbrado a vivir. La inesperada derrota ante el Caravaca provocó dudas hasta en el técnico. Pero la tormenta parece haber amainado. Al menos, por ahora. El empate en Águilas ha servido de bálsamo regenerador de autoestima que pareció haberse esfumado el pasado fin de semana. Sobre todo porque si bien el Yeclano Deportivo pudo perder el partido, también lo pudo ganar. Incluso jugando con uno menos durante un buen tramo.
Omar quitó kilos de hierro sobre la espalda de los de Yecla anotando en la primera acción de ataque serio. Sin embargo supo a poco. Mejor dicho, durante poco porque Andrés Carrasco, empeñado en hacer goles a su ex equipo cada vez que tiene la oportunidad empató antes del cuarto de hora. Uno de los duelos más esperados del calendario no defraudaba. Al menos, al inicio. Porque hasta prácticamente el descanso el juego fue estéril y embarrado en el mediocampo. El tanto de Perico al borde del descanso fue incluso inmerecido. Llegó cuando menos se esperaba y cuando más daño podía hacer al equipo de Biri.
Los locales quisieron utilizar la segunda mitad para sentenciar el partido. El Yeclano, algo dormido tras la reanudación, se dedicó a defenderse de las acometidas locales. Más fácil lo tuvo, en principio, el conjunto local tras la inexplicable expulsión de Gomis que dejó a los azulgranas con 10 hombres. Pero en mitad del asedio y la tormenta, Ismael encontró premio en un lanzamiento a balón parado para poner el empate. Un premio que debe traducirse en la resurrección anímica de un equipo que debe seguir pensando en llegar a los primeros puestos de la clasificación antes de que acabe el 2014.
