Joaquín Rubio: una hazaña al alcance de muy pocos

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Durante este año el deporte yeclano ha cosechado muchos éxitos y algunos de ellos de gran valor. Pero hay uno que si bien no sobresale por el reconocimiento recibido, ni los focos puestos en él, lo hace por rozar lo sobrehumano y por llevar al cuerpo cerca de su límite. ¿Os imagináis realizar dos ultraman, completando 20 kilómetros nadando, más de 800 en bici y 160 corriendo en menos de una semana? Pues eso es lo que hizo el triatleta yeclano Joaquín Rubio Hernández el pasado mes de septiembre, cuando llevó a cabo un hito a alcance de muy pocos deportistas.

Como muchos de los atletas amateurs, nuestro protagonista no acapara las portadas de los periódicos y si te lo cruzas por Yecla quizás no lo reconozcas, pero Joaquín, a sus 50 años recién cumplidos, está viviendo una segunda juventud. Lleva toda la vida haciendo deporte, y como es normal en nuestra localidad, se inició en los juegos escolares dónde se reunían los alumnos de los colegios de Yecla a practicar diferentes actividades deportivas. Tras estos primeros pasos, se pasó al fútbol sala, de portero, pero no tardó mucho en decantarse por el baloncesto (quizás el deporte más acorde a su estatura), donde pasó por las categorías inferiores de Joype y Bodegas Castaño, pero se lo dejó. Su afán por practicar nuevos deportes lo llevó al Mountain Bike a principios de los noventa, pero estar solamente con la bicicleta le “cansaba” lo que le llevó a empezar a correr. El Club de Triatlón Arabí Yecla, del que forma parte, estaba dando sus primeros pasos en aquel entonces y, de su mano, Joaquín participó en sus primeros duatlones. La última actividad en incorporar a su repertorio fue la natación, en la que se inició hace unos nueve años y ya pudo realizar su primer triatlón, tras participar en algún triatlón al sprint. Pero no era suficiente. O por lo menos para el bueno de Joaquín, que en 2017 se embarcó en el mundo de la larga distancia con su participación en el Half Festrijunp de Jumilla, en la modalidad de medio ironman. Tras su buen desempeño el atleta yeclano decidió dar un salto más allá y participar en 2018 en el ironman de Vitoria, compuesto por 3,8 kilómetros de natación, 180 en bicicleta para terminar con 42 kilómetros de carrera a pie. “Con los años he ido perdiendo esa chispa de velocidad, pero he ganado resistencia, por eso me decidí por las pruebas de larga distancia”, confiesa Joaquín.

imagen: triatlonweb.es

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Con 2 ultraman y 3 ironman completados en la mochila, el triatleta yeclano llegaba el pasado mes de septiembre a Asturias con un reto por delante: realizar dos ultraman en una semana. No solo eso, sino que uno de ellos en formato nonstop, es decir, todo seguido y sin descanso. Para comprender la dimensión de esta locura, las pruebas de ultraman se suelen dividir en tres días. El primer día se hacen los 10 kilómetros de natación y unos 140 en bicicleta. La segunda jornada de carrera se completan los 280 kilómetros restantes en bicicleta, para acabar el tercer día con los 84 kilómetros de carrera a pie, o sea, dos maratones consecutivas. Los organizadores del Ultraman Tierra Astur decidieron llevar a cabo la primera prueba en formato Nonstop de España, juntando las tres etapas en una sola completa y dando a los participantes un límite de 36 horas para completarlas. Se inscribieron 6 participantes, entre los que se encontraba Joaquín, que se dieron cita en la línea de salida el 2 de septiembre a las nueve de la mañana. El primer obstáculo que se encontraron estos intrépidos triatletas fueron las aguas de la ría del Ribadesella. El atleta yeclano admite que fue el tramo más duro de la prueba: “Pensé que no iba a terminar. Había tramos que teníamos la corriente en contra y parecía que no avanzábamos. Teníamos que impulsarnos con las rocas de la pared del río”. A pesar de las dificultades, tras 5 horas nadando a contracorriente bajo la lluvia, Joaquín logró completar el segmento de la natación.

Una ducha rápida y el desayuno con su mujer fue su único tiempo de descanso antes de subirse a la bicicleta para enfrentarse a 400 duros kilómetros, que tendría como mayor escollo los dos ascensos al Puerto del Fitu, puerto de primera categoría con máximos de desnivel del 12 % que ya recorrieron en su día ilustres deportistas como Miguel Induraín en la Vuelta Ciclista a España. “El tramo de la bici fue bastante bien y pude recuperar parte del tiempo que perdí en la natación”, afirma Joaquín, que hizo el tramo largo durante el día y por la noche tuvo buena visibilidad para realizar las subidas al Alto de la Rebollada. La fatiga y el sueño hicieron mella en dos participantes que se vieron obligados a abandonar la prueba, aunque Joaquín admite que, a pesar del notable cansancio, no tuvo sueño en ningún momento. Finalizado el segmento de la bicicleta, tocaba la doble maratón. Casi nada. Ya con la luz del día tenía que hacer frente a los 84 kilómetros de carrera a pie. “Hay que estar preparado físicamente, pero estas pruebas son muy psicológicas”, comenta un Joaquín que tras solo parar unos minutos en los avituallamientos, logró cruzar la línea de meta el domingo 3 de septiembre cerca de las 9 de la noche, tras aproximadamente 35 horas y 45 minutos.

Joaquín no estuvo solo, su mujer y sus hijas le acompañaron en esta aventura. “Aunque sea para mi disfrute nos lo tomamos como unas vacaciones”. Después de esta primera prueba Joaquín dispuso de tres días para disfrutar de la sidra y los cachopos asturianos antes del inicio de la segunda ultraman, sin embargo, decidió aprovechar para salir con la bici durante esos días. “Parar lo que es parar no paramos, porque se te duerme la musculatura”, se excusa. De esta manera llegó al jueves 7 de septiembre, día en el que dio comienzo la segunda ultraman en formato tradicional. Esta vez eran 29 los participantes que se enfrentarían a las tres etapas. Según Joaquín, “el agua estaba muy tranquila”, lo que le permitió salir del agua en menos de 3 horas, para subirse a la bici y terminar el primer día tras casi 9 horas.  Joaquín sabe que si acaba el tramo de natación, que es el que mas dificultades le plantea, el resto de la prueba va rodada. Aconseja “no hundirse en los momentos largos, porque luego el cuerpo te da la vuelta y te encuentras mejor”. Otra de las grandes dificultades que entrañan estas carreras es ir solo durante toda la prueba por la prohibición de hacer drafting, lo que hizo que el segundo día los atletas salieran en orden inverso de llegada. Al llegar de los últimos, Joaquín fue de los primeros en salir a realizar los 280km de ciclismo. El yeclano cuenta que fue capaz de remontar posiciones llegando a ponerse en cabeza de prueba, con 35 minutos de ventaja sobre el segundo clasificado.

El último día de competición, Joaquín lo afrontó con calma y logró completar la doble maratón en algo menos de 9 horas con un ritmo de 6:30 el kilómetro. “Llegué muy entero, pero sufrí porque es mucha distancia y yo soy grande”, comenta entre risas. “Cuando crucé la meta pegué un grito que se asustó todo el mundo, incluso mi mujer, porque me quité los nervios de todos esos días”. Fue uno de los únicos tres triatletas en completar las dos pruebas, y seguramente poca gente en el mundo habrá hecho una locura como esta.

Tras este esfuerzo sobrehumano, el atleta yeclano afirmó encontrarse bien físicamente y sin molestias. “Estaba un poco hinchado pero lo achaco a la vuelta a Yecla en coche”. Y es que a pesar de realizar pruebas como “La Contador” o “La Quebrantahuesos” para preparar el sector de ciclismo, y sus entrenamientos diarios de carrera a pie y natación, preparar este tipo de pruebas entraña una gran dificultad. Tras la vuelta a nuestra localidad, continuó con los entrenamientos para preparar sus siguientes retos. A pesar de que su idea es no hacer ninguna otra ultraman sabe que “del dicho al hecho hay un gran trecho” y no se cierra las puertas. Tras 3 ironmans y 4 ultramans, parece que ha decidido centrarse un poco más específicamente en el ciclismo y ya está pensando en realizar pruebas como las 24 horas del circuito de Cheste o el de Montmeló. En un futuro lejano, le gustaría participar en la Paris-Brest, que consta de 1200 kilómetros en bicicleta que separan estas dos localidades francesas en menos de 90 horas.

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Una vida con el deporte como protagonista que ni su “percance” hace 20 años tras caerse en el carché, que le provocó un coagulo en la cabeza, la rotura de la clavícula y le hizo pasar una temporada ingresado, le ha conseguido frenar. La poca ayuda y el poco reconocimiento que reciben los deportistas como Joaquín, no ha supuesto ningún impedimento para disfrutar de su pasión. Un sacrificio diario, que influye en su trabajo y su vida familiar, y que ha hecho que muchas veces realice un esfuerzo económico para participar en estas costosas pruebas. Nuestro vecino Joaquín encarna la figura de deportista en el sentido más amplio y bello de la palabra, siendo una persona común y corriente que lleva la práctica deportiva a un nivel más que profesional, y que, indudablemente, seguirá sorprendiéndonos con estas hazañas al alcance de muy pocos.

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