Después de la tormenta siempre llega la calma. Aunque nunca es fácil superar una semana donde un emblema del Yeclano como es Biri deja el equipo de una forma tan agria. Porque si bien era necesario un revulsivo, a la gran mayoría nos duele que lo del gallego no haya cuajado en un ‘Sandroni‘. Pero como bien dijo en su despedida, el Yeclano es muy grande como para estar tan lejos de la cabeza a falta de doce partidos.
Poco tiempo para tanta distancia. Pero si hay algún equipo en el grupo XIII capaz de darle la vuelta a esto, ése el Yeclano. Su impronta no la borra, a las primeras de cambio, cuatro desatinadas derrotas en La Constitución. Si echáramos la vista atrás, desde 2009 podría decirse que lo de nuestro equipo es un imperio en comparación con los rivales directos, a los que, seguro, a alguno le entrará vértigo en las alturas.
Le toca ahora a Tomi dar con la tecla para remover las conciencias y los ánimos de unos jugadores que no han dado todo lo mejor que llevan dentro. Llevar esa camiseta es un privilegio, y si el nuevo entrenador quiere tener ese privilegio el curso próximo, tendrá que liderar una remontada que, al menos, provoque un chorrazo de adrenalina en las entrañas de la afición a modo de “sí, se puede”, aunque no se llegara a alcanzar el casi imposible play-off.
Una remontada de ese calibre bien podría tener un excelente inicio siendo el primer equipo que derrota al liderísimo Imperial. Sería recuperar de un plumazo la autoestima colectiva y el prestigio regional. Sería recuperar (algo) la ilusión.