La paciencia es una de las mayores virtudes del ser humano. Mantener la calma y no precipitarse supone decidir con menos presión y reducir las opciones de fallar. Es evidente que el inicio del Yeclano no ha sido el deseado, pero el dramatismo no puede adueñarse ni de la afición ni la plantilla.
Se trata del peor inicio de los azulgranas en su historia, junto con la temporada en la que debutó en Tercera División de la mano de Abellán. Más en concreto en los últimas seis temporadas, los azulgranas a estas alturas ya habían sumado algún punto. Así lo reflejan unas estadísticas que suelen ser papel mojado en los primeros compases del campeonato.
Así, en la temporada de Segunda B con Sandroni en el banquillo, los yeclanos perdieron en el debut ante Jumilla, pero ganaron al Puertollano en la segunda jornada. En la primera etapa de Sanjuán abrieron el campeonato ganando al Fortuna en su casa 0-2.
De nuevo en Segunda B, los yeclanos debutaron en casa con empate ante el Sant Andreu. La siguiente temporada con Ramón Florit comenzaron con triunfo ante el Murcia Imperial por 1-3 en el Llano de Brujas.
Ya con Biri en el banquillo, los azulgranas comenzaron el curso con un triunfo por 2-3 en Jumilla, mientras que la pasada temporada los yeclanos firmaron el mejor inicio de su historia con siete triunfos de salida. Comenzar bien no es sinónimo de terminar con éxito, estas dos últimas temporadas nos dejan los mejores ejemplos.
Se trata de una situación insólita para un Yeclano que está en plena construcción, que se ha visto afectado por un inicio prematuro de la competición y por lesiones. Además han sufrido un total de tres penaltis sumamente dudosos en las dos primeras jornadas.
El Yeclano no jugó bien ante La Unión, pero hasta este momento no muestra síntomas de preocupación, más allá de los resultados. El equipo necesita tiempo para aclimatarse a La Constitución, a lo que busca Sandroni y a lo que ofrecen el resto de compañeros. Hasta transcurridos dos meses de competición plantear un juicio de valor es arriesgado y alejado de la realidad.
El nuevo proyecto de Sandroni necesita confianza en el trabajo y en una plantilla que este domingo mostró entrega y fe, aunque estuvo exenta de acierto y suerte. Pero ambas cosas llegarán, el domingo ante el Muleño, la primera oportunidad para verlo.