Dicen que “nunca es tarde si la dicha es buena”, pero la realidad es que el dicho que se le debe adjudicar al Yeclano esta vez es el “a buenas horas, mangas verdes”. Porque la afición azulgrana ha tenido que esperar a mediados de abril para ver un partido completo de los suyos y ver de nuevo ganar al equipo en La Constitución transmitiendo sensaciones de equipo solvente.
Es tan cierto que es demasiado tarde como que, en los enfrentamientos directos, ninguno de los favoritos para el play-off han demostrado ser mejores que el Yeclano. Es más, tras el buen partido ante el Mar Menor, si echamos la vista atrás uno maldice la segunda parte ante La Unión, el añorar la pegada en Huercal-Overa o algunas de las siete derrotas surrealistas en casa, con especial recuerdo del Plus Ultra, Pinatar, El Palmar o Caravaca. De haber corregido sólo un par de partidos de los mencionados, el Yeclano estaría con opciones de meterse sí o sí.
Porque el Águilas está irregular, volvió a empatar en San Pedro y afronta cuatro difíciles finales, viéndose las caras en primer lugar con el Murcia-Imperial. Si los grana asaltaran El Rubial, el vértigo aguileño sería considerable y la lucha por el cuarto puesto se pondría apasionante. De hecho, el filial encara el duelo como una de las últimas opciones de dar caza a un Jumilla en estado de gracia que ya roza el campeonato y que cierra el curso regular también con los de Juan Casuco.
Falta por ver si el Yeclano cumplirá en los cuatro choques que quedan en Alhama, Fortuna, El Palmar y Molina. Rivales en principio inferiores que en otras campañas habría olido a 12 de 12 pero que, visto lo visto, eso no garantiza nada. Sea como sea, una vez vuelto al séptimo puesto, el objetivo debe ser, obligatoriamente, acabar lo más alto posible.