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Queridos aspirantes a dirigir la Casa Grande de la Plaza Mayor. Entre el listado de promesas y buenas intenciones que en breve comenzarán a comunicar a la ciudadanía de Yecla, propongo que todas las candidaturas municipales incluyan una propuesta que requiere de consenso y de dejar diferencias a un lado: es el momento de reformar La Constitución. Y, como saben, no me refiero a la Carta Magna (que también), sino a nuestro vetusto e identitario campo de fútbol.
Todas las corporaciones municipales desde la llegada de la democracia, sin excepción y de distinto signo político, han avanzado en lo que a instalaciones deportivas se refiere. Eso ha logrado que, aún con la saturación de vestuarios y campos en Las Pozas, de pistas polideportivas cubiertas o con la carencia de un circuito real de ciclismo, si hacemos comparativa con municipios del tamaño de Yecla, podemos afirmar que Yecla tiene notables dotaciones en cuanto a equipamientos deportivos.
Sin embargo, la instalación más emblemática, que más focos mediáticos recibe reuniendo a más de 1.000 personas cada fin de semana, sobrevive de la solera y el encanto que tiene mientras se cae a pedazos y pasan por aquí equipos, aficiones y prensa de numerosos puntos del país. Y más ahora, con un equipo que ha enganchado a la afición avanzando hacia el histórico hecho de poder ganar su segunda liga consecutiva y, ojalá, acceder a una categoría donde se multiplica por cuatro la repercusión.
No caigamos a las diferencias: la reforma de La Constitución es una cuestión completamente independiente a cuestiones de convenios y subvenciones. Es uno de los lugares más conocidos de Yecla y es un escenario que evoca sentimiento colectivo e imagen de ciudad (bueno, actualmente da imagen de pueblo).
En casi 70% de terreno de este espacio en el PGOU no se pueden realizar viviendas, y eso hace inviable cualquier tipo de permuta de esas que en otros lugares se han hecho para hacer un campo nuevo a las afueras. Por otro lado, Las Pozas con su viento habitual y la sobresaturación que ya sufren las bases probablemente no es el espacio adecuado, añadiendo además la distancia con el centro, mismo motivo por el cual difícilmente veremos el Recinto Ferial usarse para tal motivo.
Realmente, hay espacio en La Constitución para salvaguardar la esencia de este campo de fútbol y no ir a uno moderno pero aséptico. Entre la tribuna y el colegio Méndez Nuñez tenemos el espacio suficiente para hacer un graderío coqueto, que simule la forma actual que tanto nos gusta, que elimine barreras arquitectónicas, que haga una cubierta digna sin amianto ni vigas que quitan visibilidad, vestuarios modernos y amplios, aseos en diferentes puntos y parking subterráneo.
Hacerlo en ese espacio es la clave, porque te facilita dotar de algo más de amplitud a lo que es el terreno de juego, ganándoselo al graderío actual, y poder hacer en la otra banda otro graderío decente con oficinas debajo de cara a la calle Cruz de Piedra que deje de parecer que en vez de en un campo estamos en un corral. Por último, y perfectamente realizable más tarde, regenerando los dos fondos metiendo pala es suficiente para ganarle al terreno de juego algún metro también de largo, y culminar la reforma con dos gradas de gol apañadas.
Reformemos La Constitución. Y salvaguardemos el espíritu y la identidad yeclana que tan bien describe la canción ‘el abuelo’ de la Curva-Bar, deseando que aquel campo que vimos cuando teníamos 4 años tenga las mismas características pero no las mismas piedras que entonces.
