Y la historia se repitió. Como si fuera un ‘deja vú’ reiterando una de las innumerables segundas jugadas típicas de este partido. O como si al community manager del Yeclano le hubiera dado por hacer boomerang en los stories de Instagram con el partido de Churra de años anteriores. La misma tesitura, el mismo juego intenso, el mismo resultado.
Y no fue porque no corrieran los azulgranas. Tampoco porque no tuvieran ocasiones, que las tuvieron especialmente en la primera parte. Sino porque lo del Churra no es una casualidad. No se sabe si catalogarse que juegan bien al fútbol con ese estilo extremadamente rudo y asfixiante. Pero lo que si se sabe es que viven el fútbol. Y al 200%.
Esta vez el Yeclano estuvo más cerca de romper su maleficio en este minúsculo campo, pero la falta de pegada en las dos ocasiones de Iker Torre y en la tijera de Javi Muñoz dispuso el marco discursivo de lado del culpable de todo: Adrián Hernández. Cuando parecía que los azulgranas iban a aguantar el tradicional arreón de 15 minutos de reanudación local, Melgar llegó casi a la línea de fondo y la puso atrás para que Rafa despejara mordido hacia su propia portería.
Y así fue como el equipo más goleador lograba anotar el tanto que le diera los tres puntos para no dar prácticamente concesiones a un Yeclano que probablemente no mereció perder y que lo intentó a la desesperada consciente de que un empate matemáticamente era oro puro.
De excepción estuvo la afición, que se desplazó en masa y que comprobó in situ la dificultad de este fútbol de trincheras con el que se aprieta la clasificación en el comienzo de un mes de órdago. Y simbólico y prometedor el debut en liga con el primer equipo de Álvaro, hermano Eva Navarro horas después de que se ella se proclamara campeona del mundo con España.
La cita del jueves a las 11:30 horas en La Constitución ante el Mar Menor dictaminará si la deriva del Yeclano sigue siendo plácida o si, por el contrario, vienen curvas.
