El pasado domingo una terrible noticia sacudió el mundo del fútbol y del deporte en general con la muerte de un aficionado del Deportivo a manos de seguidores del Atlético de Madrid en medio de una gran disputa violenta entre los ultras de uno y otro club. Realmente ¿es la violencia un problema con el que convive habitualmente el deporte? Hace unos meses la Asociación Deportiva Albatros denunció el trato vejatorio e inadmisible en un desplazamiento a Espinardo. En esta misma temporada un partido entre Yeclano B y Minerva terminó con un enfrentamiento entre aficiones. Son muchos los pequeños casos que se registran en la Región y también en Yecla. Y entonces surge la duda ¿Qué medidas se toman para evitar la violencia?¿Los clubes son conscientes de esta problemática? José Ramón Martínez y David Castillo esgrimen sus argumentos en torno a este espinoso asunto.
A esas personas, sean jugadores, entrenadores, padres o directivos, hay que castigarlas. Y no siempre ocurre esto. Más bien al contrario existe en muchos casos un nivel de tolerancia hacia esta violencia desde los clubes e instituciones como la Federación o el colectivo arbitral, que en muchas ocasiones huyen del problema y no toman las medidas necesarias para erradicarlo.
A estos niveles, los propios clubes debieran “sancionar” mediante la no asistencia a los partidos a aquellos familiares o amigos que la lían desde la grada, y dejar en la nevera a los jugadores que reiteren conductas violentas o reiteradas pérdidas de papeles. Y sería interesante un acta arbitral que calificase los aspectos antiviolencia para que las Federaciones tengan un informe al respecto.