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Hacer balance de la jornada para el Yeclano es un cúmulo de sensaciones dispares. Por un lado, el lamento de sufrir al déspota Sánchez López, de perder una oportunidad tremenda para colocarse a 4 puntos del cuarto y la más que presumible pérdida del goal-average con el Águilas. Por otro, el mérito que se le debe reconocer al equipo de sobreponerse a un 0-2 a los diecinueve minutos, de aguantar con nueve los minutos finales y de dar razones para reconciliarse con la afición.
Pero da por estirarse los pelos pensar que a la vez que los azulgranas se quedaban a un paso de una remontada parecida a la del curso pasado, el Mar Menor caía ante un Alhama que empieza a sacar la cabeza, que la Deportiva Minera y La Unión empataban y gracias ante el Plus Ultra y en El Palmar, y encima el Castillo volvía a pinchar en el inexpugnable El Saladar de Fortuna.
Y es que, generalmente, las tendencias y remontadas finales no se logran de un tirón, sin o de medio fondo. No tiene que desesperar el equipo de Tomy, que desde que está al frente ha recortado tres puntos en cuatro partidos. El reto es recortar 8 puntos en los 8 encuentros que quedan, sabiendo que con los rivales intermedios se les puede dar caza con victoria directa y que los del Rubial llevan tres partidos sin ganar y todavía tienen que recibir al Imperial y visitar a la Minera y al Jumilla de aquí al final.
Todavía tenemos vida por muy poco margen que se tenga. La gente salió de La Constitución con ganas de volverse a enganchar en el tramo final. Primera parada de las ocho últimas, en la siempre motivadora Arboleja de Cieza.
