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Un atleta aventurero, una de esas personas que aman los retos y que se preparan para conseguirlos y que los logran con esfuerzo, sacrificio y ganas de superarse a sí mismo. Se llama Manuel Ruiz y en los últimos 12 meses ha sido capaz de hacer carreras a los que pocos atletas en el mundo acceden.
Su última aventura fue en Marruecos donde recorrió 250 kilómetros alcanzando una altitud de 4167 metros en la cordillera del Atlas y la montaña del Toubkal. Pero un mes antes estuvo en la zona portuguesa de Madeira preparando la otra gran expedición.
En febrero estuvo en el Himalaya y en enero en el Everest, en un gran reto en el que ascendió corriendo a más de 5.000 metros. Poco antes estuvo en el circuito de Annapurna en 10 etapas donde llegó a alcanzar los 5.416 metros de altitud. Unas expediciones que le suponen semanas y con las que se prepara con rutas de menor tamaña para lograr resistir ante unas condiciones muy adversas.
Manuel Ruiz fue boxeador de éxito hace unos lustros, dejó el deporte, algo que retomó hace cinco años, desde entonces ha ido creciendo y buscando nuevas aventuras como la Liga del Mundo de Trail. Con la crisis buscó nuevos horizontes personales, se marchó a vivir fuera de España y ha hecho de sus expediciones una forma de vida.
El corredor cuenta con un importante material para poder desarrollar sus rutas que él mismo diseña, planifica y organiza. En su equipación también se prepara la alimentación para sobrevivir en unas condiciones climatológicas muy complicadas.
Manuel Ruiz ha tenido la oportunidad de conocer otras formas de vida en poblaciones alejadas de lujos, civilización y servicios. En ellas aclara que la generosidad es la nota predominante, con un carácter que va cambiando dependiendo de la altitud a la que se encuentren y que les hace ser diferentes.
