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Viendo de nuevo la cara potente del doble rostro del Yeclano en El Morao, uno no sabe si re-re-re-re-ilusionarse o coger los vídeos de los partidos en La Constitución frente al Caravaca, El Palmar, Pinatar o Plus Ultra y tirárselos a la cara a los jugadores para evidenciar que estarían en play-off con algo más de atino y brío como locales.
Pero el desahogo y la rabia no suele conducir a ninguna parte, y puesto que el Molina asaltó por sorpresa El Rubial, la próxima jornada el Yeclano disputa el partido más importante de la temporada frente al cuarto clasificado: el Águilas. Un choque que, o bien le otorgará derecho a réplica en los últimos 8 encuentros en el caso de ganar, o mal le llevará a la campaña reciente más mediocre que se recuerde con el “extraordinario” objetivo de evitar el sonrojo de luchar por mantener la octava plaza.
Curiosamente, hace ahora un año se atisbaba una circunstancia parecida entre ambos equipos, aunque la lucha era bastante más refinada en la ambición de ser segundos. Lo cierto es que en el minuto 69 de aquel choque de abril, el Águilas era superior y con el 0-2 se ponía a 7 puntos. Pero surgió chispa casi sin mecha y en diez minutos el Yeclano remontó 3-2 e inició el camino hacia el subcampeonato.
Es el momento del “pelillos a la mar” y de la reconciliación entre equipo y afición. De olvidar las tediosas tardes de fútbol que han vaciado el campo en los últimos meses. De arropar al equipo incluso cuando la falta de fluidez se convierte en ordinariez. De achuchar tanto que los visitantes sientan la temible sensación de jugar en el campo de La Constitución.
PD: Queda por ver como resuelve la Federación la huelga de clubes de este fin de semana por la controversia con el Gobierno por las afiliaciones a la seguridad social de los entrenadores amateur en categorías inferiores. De aplazar la jornada, quizá el golpe de efecto azulgrana se vería mermado, aunque lo cierto es que quedan ocho partidos que son ocho finales.
