La Constitución podría volver a ser sede de un partido de Segunda División B. Eso es lo que sugirió el pasado sábado en una polémica rueda de prensa el dueño del Jumilla, Salvatore Casapulla, que arremetió contra la prensa de la vecina localidad y la afición del conjunto vitivinícola.
Uno de los elementos de presión que puso encima de la mesa en este momento de gran tensión en el club blanquiazul fue que los directivos no tienen la obligación de jugar en La Hoya y que por tanto podrían apostar por jugar en Yecla.
La situación del Jumilla es muy complicada tanto en lo deportivo como en los despachos. La directiva está enfrentada a un amplio sector de los medios de comunicación, este fin de semana obligaron a los profesionales a pagar entrada para asistir al encuentro frente a San Roque de Lepe. También hicieron lo propio con los abonados, a los que les exigieron pagar entrada para poder ver el partido en La Hoya.
La cúpula directiva italiana también ha tenido que hacer frente a otro asunto escabroso, como es el contrato con el entrenador Josico, que fue despedido y al que acusan de falsear su contrato. La Federación le exige que paguen el finiquito íntegro y no le permite contratar a ningún entrenador hasta que no hagan frente a la deuda que tienen con el entrenador manchego.
Los directivos también despidieron al delegado del equipo Jesús Cano, al que acusan de apropiarse de parte de la caja obtenida en el partido ante el Real Murcia, que contó con una entrada muy numerosa. Algo que niega el interesado.
Un panorama muy complicado con un enfrentamiento constante de la directiva a todos los estamentos de la entidad que hace que el clima sea irrespirable en un momento en el que además los futbolistas tienen nóminas sin cobrar y se están jugando la permanencia en estas últimas jornadas ligueras, pese a que la continuidad de la entidad vinícola no está asegurada para el próximo curso.
