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Ortuño: “Estoy contento en Las Palmas pero no sé qué va a pasar”

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Apura sus últimos días de vacaciones. Está en Yecla, disfrutando de su gente. Le pedimos un ratito de conversación y hasta nos propone el lugar. Alfredo Ortuño, el delantero yeclano que logró con la Unión Deportiva Las Palmas el ascenso a la Primera División hace unas semanas, nos repasa, con un café con leche y hielo, su última temporada. Aquella que arranca debutando en primera y que finaliza con el objetivo cumplido en la isla canaria. Pero también nos cuenta cómo ve por un lado su futuro y por otro, nos recuerda por dónde ha tenido que pasar para llegar a ser un futbolista de primer nivel. Asegura tener algunas dudas en torno a su futuro pero se le ve tranquilo. No es para menos. Se ha ganado por méritos propios estar donde está.

¿Cómo fueron esos primeros partidos con el Granada, ese debut en Primera División?
Estaba muy contento, aunque no lo valoras en el momento. Recuerdo que el primer partido que jugamos (y ganaron 2-1 al Deportivo de La Coruña) me preguntó mi madre que qué tal y le dije que mal ¡porque no había marcado! Con el tiempo dices “aquel fue mi primer partido en Primera” pero creo que eso nos pasa todos.

Cuando empiezas a ver tras una buena pretemporada y un inicio de liga con ciertos minutos empiezas a caer de las convocatorias, ¿Qué piensas?
Eso forma parte del fútbol y que todos tenemos en cuenta siempre. Hay un momento en que hay que tomar decisiones porque yo no soy un jugador que venga de vuelta con 32 o 33 años. Yo tengo bastante prisa por encontrar mi sitio futbolísticamente porque el tiempo en el fútbol pasa muy rápido. (Joaquín) Caparrós no había contado conmigo esos meses, tenía entendido que el entrenador iba a seguir pero cambia todo en una semana. Al final se me dio la opción de Las Palmas.

Y tú la ves con buenos ojos esa opción pese a volver a Segunda
Sí porque en Las Palmas estaba un director deportivo, Nico Rodríguez, que había intentado ficharme otras veces y al final se dieron las circunstancias de que Las Palmas buscaba delantero, que yo buscaba salida, que era asequible para el club y que el Granada puso todos los requisitos. Así que me fui para allá.

Y llegas a la isla y besas el santo casi al instante, marcando en tu debut en el estadio de Gran Canaria, segundo partido con el equipo amarillo.
El primer partido fue en Llagostera pero casi que no se pudo jugar, con viento de casi 100 km hora. Pero en el segundo partido salgo en la segunda parte y marco. La verdad es que fue uno de los goles que más alegría me ha dado porque cuando eres delantero lo necesitas y me quité la presión pronto.

¿Te encuentras a gusto desde el primer día?
En Las Palmas he estado muy a gusto pero con el entrenador (Paco Herrera) ha sido una relación un poco extraña, de amor-odio, donde al principio eran Alfredo Ortuño y diez más, luego no contaba, luego otra vez sí… Creo que mi relación con el director deportivo, que ha fichado por el Sporting, nos ha condicionado. A mí y a las últimas incorporaciones que trajo Nico como Casto y algunos más.

Y pese a todo, la temporada acaba de la mejor manera posible…
El objetivo lo cumplimos todos. Yo firmé con ese objetivo y quién sabe si volveré a vivir otro ascenso a Primera pero esto ya no me lo quita nadie.

Con el recuerdo todavía fresco de lo ocurrido en el Gran Canaria la pasada temporada, en la que el Córdoba privó del ascenso a Las Palmas en el último suspiro… No podíais fallar.
En la isla la gente nos pedía por la calle por favor que no podía pasar lo del pasado año, que teníamos que subir a Primera. Y yo creo que fue ese deseo lo que hemos necesitado para conseguir las cosas.

Ortuño celebra un gol con un compañero / Carlos Díaz Recio - UDLasPalmas.es

Ortuño celebra un gol con un compañero / Carlos Díaz Recio – UDLasPalmas.es

¿Y esa afición cómo es?
Igual que aquí en la península somos del Madrid o del Barça, allí son de Las Palmas. Ven los partidos del Madrid o el Barça pero lo primero es lo primero. Antes del partido ante el Zaragoza tardamos una hora en cruzar una calle porque habían 20000 personas que no dejaban pasar al conductor del autobús. En el calentamiento, una hora y media antes, el estadio lleno. Nunca he visto nada igual.

Pero el ascenso no fue precisamente un camino de rosas. De hecho, se sufrió de lo lindo. ¿Cómo vives esa eliminatoria final ante el Zaragoza?
Estábamos muy eufóricos. Exceso de confianza quizás porque al Zaragoza se le metió dos baños. En enero en Las Palmas le metimos cinco y luego 0-2 en su casa. Llegamos a La Romareda muy confiados. Metimos el primero y nos lo vimos hecho. Creo que menospreciamos al Zaragoza en su campo y nos mató.

Luego en la vuelta hicimos lo que necesitábamos: tener el balón. Evitamos que el Zaragoza nos hiciera contras, controlamos el partido y Las Palmas ganó.

Roque hace el primer tanto en la primera parte y luego el segundo lo hace Araujo… con colaboración directa tuya. ¡Ese ascenso es responsabilidad directa tuya!
Ya he dicho varias veces que cuando vea el gol del ascenso veré mi cara, ¡estoy en la foto del gol del ascenso! Eso no me lo va a quitar nadie.

De  tu experiencia en Las Palmas, ¿con qué te quedas?
Con el ascenso. Nunca había vivido nada igual. Dos días celebrándolo. La isla entera paralizada. La gente el lunes ni trabajó. Los sitios estaban todos cerrados. Todos celebrando el ascenso de Las Palmas. Cuando íbamos en el autobús veíamos las caras de la gente, de ilusión, que les brillaban los ojos y pensamos “ahora sí”.

¿Y eso de jugar y entrenar con ‘El Flaco’, con Juan Carlos Valerón, cómo es? ¿Qué se aprende de alguien como él?
Se aprenden muchas cosas. Siempre me sentaba a su lado en las comidas, cuando él habla callan los compañeros, el entrenador, el presidente… Puedes estar o no de acuerdo con lo que diga pero no puedes más que escucharle. Se aprende a tener paciencia. Ha habido partidos en los que no ha jugado y no se ha quejado. Cuando ha jugado ha sido el mejor. Aprendes a que los futbolistas tenemos que ser constantes y consistentes. Él es una línea. Ni sube ni baja. Él fue el único que tras el partido de Zaragoza puso calma entre los gritos diciendo “tranquilos que tienen que ir a la isla”. Es experiencia.

De cara al futuro. El ascenso ha hecho que Las Palmas sea tu equipo a todos los efectos. Tienes contrato para los próximos cuatro años… ¿Qué esperas a partir de ahora?
Antes decía que he tenido mis más y menos con Paco Herrera. El lunes vuelvo a Las Palmas, de momento estoy en Primera División. No te puedo decir nada porque no sé nada. Cuando hable con el entrenador y la gente de allí. Yo tengo contrato con ellos pero ya sabemos cómo es el fútbol. Ya veremos.

Y del futuro… al pasado. Nos gustaría que nos hicieras un repaso de tu carrera, por todas las estaciones por las que has pasado hasta llegar a Primera División. ¿En qué momento das ese paso de querer ser futbolista?
Yo jugaba en Joype, aquí en Yecla. Y siempre con chavales un año más mayores que yo. Y competía contra otros con dos o tres años más. La entrenadora, Anabel Suárez, le dijo a mi madre que si yo fuese hijo suyo no lo dejaría aquí. Que “tenía algo”. Y fue ella, mi madre, la que convenció a mi padre de que mi hermano y yo podíamos dar ese paso. Hicimos pruebas en muchas partes. Incluso en el Real Madrid.

Yo era un crío y no me enteraba de nada. Solo me preocupaba de jugar al fútbol, me llevaban para allá y para acá. Hasta que un verano hicimos unas pruebas en el Albacete y nos cogieron a mi hermano y a mí, con 11 y 12 años que teníamos. Nos quedábamos a dormir en la residencia, entrenábamos cinco días a la semana, era todo fútbol. Así fue. Me lo propusieron y me decía mi madre “¿pero te vas a ir ya de casa?”. No había negociación… Nos quedamos.

¿Cómo arranca la carrera de Alfredo Ortuño desde el Albacete?
Pasamos por todos los equipos desde infantiles hasta el primer equipo, pero nos pilló la peor época del Albacete. Llegué a jugar en Segunda en el primer equipo con 17 años, media temporada con Juan Ignacio Martínez. Luego llegó Pepe Murcia y me bajó al filial. David Vidal luego me volvió a ascender.  Esos dos o tres años estuve arriba y abajo hasta los 19 años cuando tuve ficha del primer equipo. Pero hicimos un año malísimo. Cuatro entrenadores en un año, 38 jugadores…

Y pones rumbo a Getafe para jugar en Segunda B con el filial y luego al Levante
En Getafe también tuve mis más y mis menos con el entrenador. Quizás pequé de tener algo de genio, no aprendí la lección.  Y en el Levante me pasó algo parecido pero ahí yo me equivoqué porque tenía más opciones y mi por entonces representante me dijo que era la mejor opción. Allí había un delantero por el que el club apostó fuerte y acabé siendo su suplente. Una situación que no me gustaba.

Y cuando ves que no encuentras estabilidad, ¿qué piensas?
Tras ese verano incluso se me quitaron las ganas de jugar al fútbol. Llevaba dos o tres años en los que no encontraba mi sitio, con buenas actuaciones en Segunda pero sin opciones en Segunda B, preguntándome para qué iba a estar por ahí lejos de casa sin jugar. Mi familia no me dejó que me quedase en Yecla y La Hoya de Lorca apareció como opción. Su entrenador, José Miguel Campos fue muy insistente y me dije que ese era el último año lejos de casa. Pero mira, en enero me sale lo de Granada, luego Girona, Granada otra vez y ahora Las Palmas.

Alfredo Ortuño, en una imagen de su paso por el Girona / Diari de Girona

Alfredo Ortuño, en una imagen de su paso por el Girona / Diari de Girona

Y es curioso porque según han dicho en algunos medios tengo el récord de haber jugado en un año natural en Primera, Segunda y Segunda B. Fue cuando estaba en la Hoya en Segunda B, que me traspasan al Granada, de ahí juego en el Girona en Segunda y luego con el Granada en la siguiente temporada. Lo han dicho en Onda Cero alguna vez.

Un trotamundos del fútbol que nunca ha abandonado Yecla y a donde vuelves en cuanto tienes oportunidad
Ahora estoy más lejos pero cuando estaba en el Granada y tenía dos días libres me venía aquí. Mi vida y mis amigos están aquí. Es difícil estar lejos de tus padres. He estado ahora muchos meses sin venir viviendo en Las Palmas y siempre me apetecía volver.

La calle, la gente, muchas veces se divide y discute sobre si la vida de un futbolista es una vida fácil. Que si el dinero… Que si es solo fútbol.. ¿Qué cosas tiene que sacrificar un futbolista para serlo?
Yo creo que muchas cosas. Cada uno lo mira de una forma. Yo por ejemplo nunca me he ido de viaje de estudios. Tengo amigos que sí y no me he ido nunca. Desde que tengo 14 o 15 años no tengo veranos. Tampoco tengo fines de semana. Mis fines de semana son los martes, que son el día de descanso. Al final la gente no sabe el ritmo de vida que llevamos, que llegamos a Las Palmas a las 6 de la mañana del avión y a las 10 estamos entrenando. La gente habla del dinero pero uno termina ganando el dinero que genera. Y el fútbol genera mucho dinero, tenemos la mejor Liga del mundo.

El pasado miércoles subiste al Juan Palao, a que los jóvenes participantes del Campus de Tecnificación del Ciudad de Yecla te hicieran todas las preguntas que se les ocurriesen. Teniendo en cuenta que para ellos eres un referente, ¿qué les contaste?
Lo primero que tienen que pensar es lo que quieren ser. Tienen que soñar con ser futbolistas. Yo he jugado con mejores jugadores que yo y no han llegado y otros que piensas “no llegarán a nada” y están en Primera. Lo esencial es eso, que tienen que saber qué quieren ser.

Y dadas las circunstancias, en el futuro, ¿os veremos a tí y a tu hermano en el Yeclano Deportivo?
Si hombre, claro que sí. Además Pedro (Romero) tiene mi teléfono y el de mi padre, que nos pase una oferta (risas). La verdad es que por qué no, además, nunca hemos jugado juntos. Sí hemos jugado en contra, por ejemplo cuando él estaba en el Villarreal B y yo en el Levante, el año del Yeclano en el grupo valenciano. Yo vine a jugar aquí y él también.

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